El emblema en el depósito de combustible alude a la insignia que lucieron las aeronaves de la Marina Real italiana durante la I Guerra Mundial. Bajo el estandarte del águila, Emanuele Vittorio Parodi y su hijo Giorgio, y Carlo Guzzi abandonaron la aviación para reinventar sus carreras profesionales con dos ruedas sobre el suelo. La Società Anonima Moto Guzzi nació el 15 de marzo de 1921. Bautizaron su primer modelo como G.P. 500, acrónimo de Guzzi Parodi. Fue el primero y único en lucir estas iniciales, antes de renombrar la marca con la denominación que ya no abandonaría más: Moto Guzzi. Las primeras competiciones del “águila de Mandello” se remontan a los agotadores 900 km entre Milán y Nápoles, que dos versiones “Normal” de su primera montura completaron sin problemas en 1921.
Entre tanto, la fábrica del Lago de Como creció hasta situar a Moto Guzzi, a principio de los años treinta, como primer fabricante italiano. La pasión, unida a algunas ingeniosas soluciones técnicas, convirtieron a las Guzzi en tan deseables como rápidas y fiables. Moto Guzzi se impuso en el prestigioso Tourist Trophy de la Isla de Man en 1935, con Stanley Woods a los mandos, y de nuevo en 1937, esta vez con Omobono Tenni, apodado “The Black Devil”. La vinculación de este último con la marca se remontan a su juventud, cuando compitió en sidecars. Con el tiempo se convertiría en leyenda por ser uno de los pilotos más valientes de todos los tiempos. “Estoy orgulloso de haber llegado primero. La próxima vez espero hacerlo mejor”, afirmó tras una de sus primeras victorias sobre una Guzzi Bicilindrica 500.
La Airone 250, moto de la armada italiana durante la II Guerra Mundial, la ágil Guzzino y la legendaria Falcone son tres ejemplos que todavía se puede uno encontrar circulando por las carreteras italianas un domingo de primavera cualquiera, todas ellas mimadas con esmero por sus actuales propietarios. Tras la contienda regresaron las competiciones y las victorias, como la de Bruno Ruffo con una Moto Guzzi 250 en el estreno del nuevo Campeonato Mundial de Motociclismo. El desarrollo tecnológico de la compañía siguió a rueda del motociclismo y de un túnel de viento de ciencia ficción construido en 1950 junto a la fábrica –que todavía hoy se utiliza para afinar la aerodinámica de las nuevas Guzzi.
Giorgio Parodi murió en 1955. Su deceso coincidió con la creación de una obra maestra de la ingeniería motociclistica, la Moto Guzzi 8 Cilindri. Nunca antes una motocicleta había tenido tantos cilindros… y tampoco jamás se un chasis había alojado una mecánica tan grande. Su creación buscaba contrarrestar los éxitos de Gilera y MV Agusta, y lo hizo tomando como idea un motor V8 a 90º, obra del ingeniero Giulio Cesare Carcano. Esta disposición de los cilindros acabaría convirtiéndose en una seña de identidad de Guzzi. La planta motriz era tan potente que ponía en serios aprietos al propio chasis, y es que el concepto iba mucho más allá de las posibilidades técnicas de la época. Tampoco era muy fiable, pero a cambio, el águila de 8 cilindros podía alcanzar los 275 km/h. Batió todos los récords existentes, incluyendo los de 10 km y el de la milla con salida en parado. Pese a que la normativa técnica acabó cortándole las alas, no privó a la moto de su página de gloria en los libros de historia.
Carlo Guzzi falleció en 1964, pero el motor bicilíndrico transversal en V a 90º, también idea del ingeniero Carcano y presentado ese mismo año, sigue caracterizando a las motocicletas de Mandello hasta nuestros días. Capeando crisis y cambios de gestión, modelo tras modelo, el “águila de Mandello” ha seguido creciendo. Y contra todos los elementos, sigue congregando, cien años después, a legiones de fieles seguidores de todo el mundo con sus monturas animadas por el emblemático V2 a 90º que lucen con orgullo un logotipo que representa una historia de pasión, tecnología, innovación y personas.