Neumaticos

Seguridad invernal: ¿neumáticos de invierno + cadenas?

Si las cubiertas de invierno son la mejor solución para los desplazamientos durante la estación fría, las cadenas pueden ser útiles en casos extremos

Home Road Automoviles Neumaticos Seguridad invernal: ¿neumáticos de invierno + cadenas?

La ley asimila cadenas y neumáticos de invierno como los dispositivos idóneos de seguridad cuando se conduce en la estación fría. Sin embargo, sus características son diametralmente opuestas; es más, el comportamiento del vehículo cambia en uno u otro caso, especialmente cuando se rueda sobre superficies nevadas o heladas.



La nieve marca la diferencia

La principal distinción la realiza el Código de Circulación, que prescribe que las gomas invernales deben estar montadas en las llantas y las cadenas tienen que transportarse a bordo del vehículo. Las cuatro cubiertas constituyen la elección idónea para el día a día, y sus prestaciones marcan la diferencia sobre asfalto mojado, muy frío o con nieve ligera, situaciones en las que las cadenas no son necesarias. Ahora bien, ¿y si cae una copiosa nevada?

Una elección de Fórmula 1

Cuando la nieve empieza a cubrir el asfalto, quien conduce un coche equipado con neumáticos de verano se encontrará exactamente en la misma situación que un piloto de Fórmula 1 que calza slicks cuando empieza a llover. ¿Vale la pena arriesgar y continuar? ¿Es mejor detenerse, montar las cadenas y proseguir a velocidad limitada, pero segura? El momento idóneo para realizar el “pit stop” llega cuando la nieve empieza a compactarse y su profundidad alcanza, al menos, un centímetro, espesor que impide a los anillos de las cadenas entrar en contacto con el asfalto. Si las ponemos antes, la rotación comprometería la adherencia en caso de frenada, sin olvidar los efectos negativos sobre el confort y el estado del vehículo (a causa de las vibraciones).

¿Cuándo son útiles las cadenas?

La velocidad máxima con cadenas es de 50 km/h, mientras que con los neumáticos de invierno se puede viajar con más celeridad. Dicho así, podrías tener la sensación de que las cadenas son un elemento innecesario, o que llevarlas en el maletero es prescindible. Pero nada más lejos de la realidad, puesto que existen situaciones en las que pueden salvar tu viaje. Si ruedas por una zona con una capa de nieve grande y compacta, o en presencia de un tramo completamente helado y con pendiente acentuada, el concurso de las gomas de invierno y las laminillas de su banda de rodadura podrían requerir de una ayuda extra para avanzar sin perder el control del coche.

Una combinación ganadora

Puede tratarse de condiciones extremas, situaciones que quizá se concentren en tramos muy cortos… La rampa del garaje de casa, por ejemplo. Cuando cae la adherencia no existen soluciones infalibles; a veces ni siquiera la combinación entre ayudas electrónicas y neumáticos de invierno. En estos momentos las cadenas garantizan tracción y una frenada segura cuando se afrontan pendientes significativas. Pero, ojo, no lo fíes todo a este elemento, ya que el tipo de gomas que equipe el otro eje también es esencial. Por ejemplo, si combinamos cadenas con neumáticos de verano en un tracción delantera, la diferencia de adherencia entre las ruedas delanteras (motrices y directrices, y equipadas con cadenas) y las traseras será muy acentuada, lo que repercutirá en un efecto adverso sobre la estabilidad del conjunto.



¿Low cost? No, gracias

En todo caso, es importante que tanto las cadenas como los cuatro neumáticos de invierno sean de buena calidad y homologados. Por desgracia, en el caso de las cadenas a menudo se opta por la solución más económica, confiando en que este elemento no llegará jamás a utilizarse, y olvidando que el bajo precio esconde el uso de aceros de baja calidad y procesos productivos inadecuados. La resistencia al esfuerzo de las cadenas low cost es muy limitada, y el riesgo de romperlas tras unos pocos kilómetros, elevado, comprometiendo con ello tres elementos: nuestra propia seguridad, la carrocería del coche y sus suspensiones.