All-Season o todo tiempo: con esta terminología nos referimos a los neumáticos con características intermedias entre una cubierta de verano y de invierno. Todos ellos respetan las normas definidas por el Código de Carreteras en sus países de aplicación.
Ventajas y desventajas
Los neumáticos todo tiempo son universales, en el sentido de que pueden utilizarse sin importar la estación en la que nos encontremos, y siempre que sus características constructivas (carcasa, compuesto y dibujo) hayan sido definidas para rodar sobre superficies variadas y bajo un mayor rango de temperaturas, en comparación con las opciones de verano e invierno.
Esta afirmación representa una ventaja desde el punto de vista del bolsillo, ya que se elimina el coste de un doble juego de neumáticos, además de su instalación y almacenaje cada temporada. Ahora bien, también existe una desventaja evidente: no han sido diseñados para brillar en verano ni en invierno, por lo que proporcionan un rendimiento ligeramente inferior al de las cubiertas específicas de cada estación. En todo caso, este último concepto sólo se aplica en caso de condiciones extremas, cuando las temperaturas superan los 34-25ºC o están por debajo de los -5ºC.
¿Cómo reconocerlos?
Una elemento de diseño común en la mayoría de neumáticos todo tiempo es el dibujo con forma de “V”, así como el hecho que la profundidad de la banda de rodadura es mayor que la de las cubiertas de verano. El flanco debe incluir obligatoriamente el marcaje “M+S” (o sus variantes M&S, M-S y MS), y mejor aún si éste viene acompañado del símbolo de la montaña con tres picos y el copo de nieve (“3PMSF”), representativo de los neumáticos invernales y que avala un alto rendimiento con temperaturas inferiores a 7ºC. Este indicativo certifica, además, que ha superado el test específico en conducción sobre nieve. En todo caso, es importante prestar atención al índice de velocidad de la cubierta, inscrito igualmente en el flanco y que debe ser idéntico o superior al que aparece en la ficha técnica del vehículo.
La mejor elección
Un neumático todo tiempo encajará a aquellos conductores que residan o se desplacen a menudo por territorios en los que las temperaturas no son ni muy elevadas en verano ni excesivamente severas en invierno. De hecho, otra desventaja de las cubiertas de este tipo es una durabilidad inferior a las equivalentes de verano en período estival, como consecuencia del uso de compuestos más blandos y de un dibujo con un mayor número de ranuras.
Por ello, resultan especialmente indicadas para personas que no acumulen muchos kilómetros (25.000 km a lo sumo al año) y –repetimos– que raramente afronten condiciones meteorológicas extremas. Para quienes cubran grandes kilometrajes anualmente será más indicado el doble juego de neumáticos con cambio estacional, operación que incrementará la duración de cada set de cubiertas.
¿Y sobre nieve?
Todo conductor que viaje en condiciones de invierno debería considerar la adquisición de un set específico para la estación fría, ya que las cubiertas diseñadas para ella y para circular sobre nieve son más eficientes en condiciones de baja adherencia. Con todo, los neumáticos todo tiempo garantizan seguir rodando sin peligro en caso de una nevada inesperada. Aun así, siempre es aconsejable afrontar estos episodios con una elevada dosis de prudencia.