No es un tópico o una teoría de tu cuñado: en invierno los coches eléctricos bajan sus prestaciones por una serie de motivos, el más importante de los cuales es la actual composición de las baterías de iones de litio, las más comunes. Según una ley física, con el cambio de temperatura en el exterior, los electrolitos siempre cambian su viscosidad y su resistencia a la deformación. Si bien cada fluido tiene su propia viscosidad, las temperaturas pueden afectarla considerablemente: los electrolitos tienen su viscosidad más óptima para el intercambio de iones de litio a 20 grados centígrados. Y cuando las temperaturas rondan los 0 grados, el electrolito es mucho más denso, dificultando ese intercambio y provocando un descenso del rendimiento de la batería y una limitación en el tope de su capacidad de carga.
Investigación de Autobild
La revista alemana Autobild decidió recientemente estudiar este extremo fundamentándose en otros tres estudios. El primero lo realizó Recurrent, una compañía norteamericana de análisis de baterías que examina vehículos eléctricos de uso diario, descubriendo la pérdida de autonomía en condiciones bajo cero. Hay diferencias según los modelos de coches: así como el Jaguar I-Pace apenas perdía el 3% de autonomía, el Audi e-tron perdía el 8% y los cuatro modelos de Tesla analizados (Model S, Model X, Model 3 Low Range y el Model Y Long Range) sufrían descensos entre el 15% y el 19%. Otros modelos incluso llegaban a perder hasta un 32% respecto al total. Por otro lado, un test ADAC confirmó que el descenso de entre un 10%y un 30% estaba condicionado por el frío, dependiendo del modelo, mientras que la American Automobile Association (AAA) realizó unas pruebas en las que algunos vehículos eléctricos llegaban a perder un 41% de su autonomía en invierno.
El control de la calefacción
En este estudio de la AAA también se sometieron estas evaluaciones con la calefacción encendida o apagada. Si bien en este último caso, el descenso de autonomía se quedaba en un 12%, cuando se usaba la calefacción los valores se disparaban entre el 31% y el 50%. Así, se confirmaba que el control de la temperatura en el habitáculo supone un peaje enorme de energía. Con los coches de combustión interna, el uso de la calefacción o del aire acondicionado supone un aumento del 5% en el consumo de gasolina, mientras que el uso constante del aire acondicionado en un VE supone un 5%-10% de la autonomía. Para solventar parte de este problema, algunos vehículos eléctricos usan sistemas con bombas de calor, que se sirven directamente del calor que emite el propio motor y los sistemas eléctricos. Esta tecnología llega a reducir el impacto del aire acondicionado en un 2%.
Neumáticos y aire
Los neumáticos y la densidad del aire también juegan su parte en esta ecuación. La opción ganadora es equipar, también en vehículos eléctricos, los neumáticos más adecuados, especialmente en lo que a resistencia a la rodadura se refiere. En cuanto al aire, en climas fríos, la mayor densidad obliga al motor a realizar más fuerza para mantener la velocidad del coche. La resistencia a la rodadura reduce aún más el alcance: hasta cierto punto, pero combinando esto con la energía requerida para el aire acondicionado, se logran reducciones significativas.
Unos consejos de conducción
Mientras esperamos baterías en estado sólido que erradiquen estas inconsistencias de rendimiento (por el mismo coste y peso, tendrán hasta un 50% más de alcance y una mayor velocidad de carga), sí hay algunos consejos de conducción que ayudan a limitar el consumo. Por ejemplo, llevar la ropa adecuada. Esto no significa conducir con el abrigo puesto, sino más bien no exagerar con la temperatura. Otra buena idea es elegir modelos con asientos, volante y parabrisas calefactables: a menudo parecen lujos superfluos, pero en realidad este sistema evita la necesidad de usar la calefacción para desempañar y quitar la escarcha del parabrisas, además de garantizar el máximo confort. ¿Más opciones inteligentes? La calefacción remota cuando el coche se está cargando, para que no pierdas ni un solo kW de energía y establezcas la temperatura adecuada. Finalmente, es importante conducir a una velocidad óptima fuera del centro de las ciudades. En autopistas, por ejemplo, la resistencia del aire a 120 km/h es un 15 % mayor que a 110 km/h.