Antes de que los navegadores se convirtieran en un gadget masivo, lo normal antes de viajar era perderse en libros, mapas y páginas de internet para estudiar el mejor itinerario. Y ahora te reirás, pero el coche eléctrico ha recuperado este protocolo del olvido –aunque ahora con apps y métodos más modernos–, básicamente para evitar aquellos lugares donde corramos el riesgo de quedarnos tirados… sin energía. Para empezar, una premisa: un conductor italiano promedio recorre entre 50 y 60 km al día por entornos mayoritariamente urbanos, lo que equivale al 25% de la autonomía declarada por la mayoría de modelos eléctricos compactos actualmente a la venta.
En viajes cortos
Que el trayecto sea más breve no te ahorrará estudiarlo a conciencia, aunque lo hayas completado centenares de vences. Y es que aunque el viaje sea corto no debes deducir que el coche consumirá menos. Ten en cuenta, por ejemplo, los cambios de altitud: si debes ascender unos cuantos metros para llegar a tu destino consumirás más energía, y aunque podrás recuperar una parte cuando regreses a casa, no te pases de optimista. Estudia las rutas alternativa con menor diferencia de altitud, incluso aunque esto implique recorrer algún kilómetro extra. Al cabo de una semana, acabarás ahorrando muchos kW/h (como irás viendo en el cuadro de tu modelo cero emisiones en forma de autonomía restante, dato que debes tener controlado en todo momento).
La importancia del Plan B
Existen en el mercado coches con autonomías declaradas de más de 500 km. Pero un viaje por autopista y con el aire acondicionado puesto obliga a cambiar de estrategia: ten en cuenta que, más allá de saber cómo llegar al destino final, debes planificar paradas intermedias en estaciones de recarga. Si el viaje es largo y no tienes prisa, divide el trayecto por etapas y aprovecha una noche de hotel para cargar la batería. Pero, incluso en este caso, apunta siempre un Plan B, porque quizá el enchufe para tu coche puede estar ocupado o no ofrecer la suficiente potencia. Una buena planificación te ahorrará incómodos imprevistos, aunque hay que decir que la mayoría de sistemas de asistencia a la conducción son cada vez más sofisticados. Como los que vigilan tu estilo al volante, capaces de alertarte de si estás gastando demasiado.
Elegir punto de carga
A la hora de cargar la batería, uno de los errores más habituales, especialmente en tus primeros kilómetros con coche eléctrico, es confiar en las estaciones públicas de recarga. Si no cuentas con una suscripción especial, lo mejor es que cargues en casa, donde no sólo conoces el precio del kW/h, sino que normalmente es más económico que en estos puntos. Y si no tienes estación de carga en casa, usa las aplicaciones de Smartphone para conocer las infraestructuras específicas existentes, de modo que evites los postes de recarga no incluidos en tu contrato. Si te enchufas a un poste fuera de tu abono, el coste del kWh puede dispararse más de la cuenta. Y más errores, que pueden derivar en nuevos sobrecostes, la infraestructura de cargadores rápidos o ultrarrápidos: son ideales cuando estás de viaje y quieres acortar el tiempo de parada, pero asume que son más caros. Y optar por esta solución cuando no forma parte de tu plan o suscripción puede hacer que tu viaje en eléctrico sea más caro que en un modelo convencional con motor diésel o gasolina.