El coche particular sigue siendo el vehículo preferido para las vacaciones, pero los largos tramos de carretera bajo la intensa canícula estival pueden tener un fuerte impacto en su exterior, mecánica y habitáculo. ¿Preparado para iniciar una mínima rutina de mantenimiento?
Retirar la sal y los demás elementos
Los automóviles más veteranos suelen soportar peor el estrés de las vacaciones de verano, pero esto no implica que los modelos más nuevos se libren de un concienzudo repaso tras los largos trayectos estivales. Recorrer centenares de kilómetros bajo el sol abrasador de julio o agosto no sólo pone a prueba al motor y los neumáticos, también se afrontan algunos enemigos cuando se aparca en zonas de costa o montaña, como la arena, la sal, el barro o la resina.
Necesitas algo más que un simple lavado
Podrías pensar que basta con pasar por los cepillos rotatorios de un centro de lavado y repasar luego el interior con un aspirador, pero no es así. Si quieres eliminar cualquier resto del verano en tu vehículo para dejarlo listo de cara al otoño necesitarás algo más. Acudir a un centro especializado en la limpieza de vehículos puede ser una buena idea. Cédele el coche dos o tres horas; no te arrepentirás.
A punto para el otoño
Si prefieres hacerlo tú, te recomendamos esmerarte a fondo en las rutinas de limpieza que, con seguridad, seguiste antes de salir de viaje. Pero no olvides que estamos a las puertas de una estación en la que los días fríos, con lluvia y menos luz arrojan nuevos retos. De nuevo, los lavaderos automáticos son rápidos y económicos, y suponen un buen punto de partida. Pero quedan otros aspectos a considerar.
Una manguera de alta presión es la solución ideal
Si debes escoger entre un cepillo rotatorio o una manguera de agua a presión, opta por esta última, porque sirve para algo más que para la carrocería. El chorro de agua puede dirigirse con precisión por los pasos de rueda y los bajos del vehículo. Este proceso es fundamental a la hora de eliminar, entre otros elementos, la sal, elemento muy corrosivo y que se habrá depositado con seguridad si regresamos de unas vacaciones por la costa.
Bayetas para el interior
Tanto dentro como fuera del vehículo, aplícate a conciencia con la limpieza, no te conformes con pasadas rápidas que eliminen el polvo o la suciedad superficial. En el habitáculo utiliza bayetas específicas que encontrarás en los supermercados o los centros de accesorios para el automóvil. Existen múltiples tipos, casi todos ellos efectivos, tanto de tela, polipiel o tejido sintético y permiten muchos usos, incluso para el parabrisas, una operación que recomendamos porque asegura protección contra el vaho durante algunas semanas.
Dar cera, pulir cera
Dejemos el interior y volvamos a la carrocería. La mayoría de conductores, por cosas de la prisa, olvidamos aplicar cera, un tratamiento que recomendamos altamente puesto que, no sólo recupera el brillo del coche, también lo protege de agentes contaminantes. También es aconsejable usar productos específicos no agresivos con el plástico en faros y pilotos a fin de recuperar su transparencia. De noche lo agradecerás.
Es vital repasar los niveles
Aprovecha que estás ocupado con tu coche para repasar los niveles de los líquidos del motor –refrigerante y aceite– y la presión de los cuatro neumáticos (y el de repuesto, si tu coche lo tiene). Y ya que hablamos de gomas, si es tu caso, aprovecha para contactar con tu taller especialista de neumáticos para programar el cambio estacional a las cubiertas de invierno hacia el 15 de noviembre, a no ser que equipes un juego de neumáticos todo tiempo. Para acabar, si tu coche ha estado aparcado en zonas polvorientas, es aconsejable chequear, limpiar y, en caso necesario, sustituir el filtro de aire. No descuides tampoco el sistema de climatización con su filtro y entradas; para ello puedes rociar un producto específico en espray.