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Seguridad ante todo: ¿cómo usar el aire acondicionado del coche?

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Viajar en coche por trabajo o placer puede convertirse en una experiencia estresante en pleno verano. Algunos estudios afirman que las reacciones de quien está al volante son un 20% más lentas cuando el habitáculo está por encima de los 35ºC respecto a cuando se encuentra a 25ºC. En otras palabras, es como si se condujera con 0,5 gramos de alcohol por litro de sangre. Y la temperatura interior puede seguir subiendo y alcanzar los 60ºC si dejamos el coche aparcado al sol. Por todo ello, un sistema de climatización o aire acondicionado en buenas condiciones no sólo es útil, sino también recomendable; eso sí, siempre que hagamos un buen uso (que no abuso). Y es que hay que mantener a raya a un enemigo peligroso, que actúa en silencio y que emerge con el paso del tiempo, a veces días y en ocasiones horas: el frío excesivo, que conduce a riesgos diversos, desde dolor de garganta a conjuntivitis, bronquitis o hasta una neumonía. Por no hablar de las molestias musculares (especialmente en el cuello), dolores abdominales, de cabeza o problemas intestinales.

Seguridad ante todo: ¿cómo usar el aire acondicionado del coche?
Seguridad ante todo: ¿cómo usar el aire acondicionado del coche?

HAGÁMOSLO FÁCIL

La primera indicación es poner en marcha el sistema de climatización gradualmente. Si has dejado el coche aparcado en la playa, no lo arranques y pongas el aire acondicionado a su máxima potencia de frío (16-17ºC). Es mejor abrir puertas y ventanas durante un minuto o dos y airear bien el interior antes de poner en marcha el motor y la climatización. La segunda norma es no olvidar apagar la recirculación de aire. Dice el mito que evitar la entrada de aire caliente del exterior ayuda a mantener una temperatura más fresca. Sin embargo, de este modo el habitáculo se vuelve menos saludable y puede quedar saturado de aire sucio.

TEMPERATURA CONSTANTE

Otro mito urbano afirma que el aire acondicionado no debe ponerse en marcha si la temperatura exterior no es especialmente alta. Error. La humedad puede ser elevada, incluso en verano, por lo que encender el sistema nos permite evitar que se empañen las ventanas y el parabrisas. Por norma general, si tienes climatización, seleccionar un rango de temperatura entre 22 y 24ºC es más que suficiente para viajar con comodidad. ¡Ah!, a la hora de dirigir las salidas de aire, evita su proyección directa hacia la cara, el pecho o el estómago. Mejor apuntar al parabrisas, las ventanas o (sin abusar) los pies. El objetivo es mantener una temperatura constante, por lo que te recomendamos activar el modo “auto” del sistema –una vez más, si tienes un sistema de climatización. Por último, si inicias un largo viaje, no olvides renovar el aire cada cierto tiempo –basta con bajar las ventanillas durante unos minutos cada hora–, así evitarás el estancamiento del ambiente interior.

MANTENIMIENTO

Es importante tener en cuenta que el aire acondicionado recoge aire del exterior y lo introduce en el habitáculo tras deshumidificarlo, filtrarlo y enfriarlo. Para su correcto funcionamiento, renueva el  filtro del habitáculo cada 15.000 km. Existe también riesgo de condensación en el circuito, lo que, en verano, puede convertirse en un hábitat ideal para ciertas bacterias, que constituyen no sólo un peligro para la higiene sino también una fuente de malos olores. Si deseas evitarlo, un truco: apaga el aire acondicionado algunos minutos antes de llegar a tu destino y deja en marcha el ventilador para neutralizar cualquier fuente de humedad. Si el mal olor persiste, recurre a líquidos desinfectantes en spray para mantener a las bacterias a raya. Los encontrarás en tiendas de accesorios para el automóvil y se aplican directamente en el radiador del aire acondicionado o en las salidas de aire del habitáculo. No olvides ventilar el habitáculo inmediatamente después de su aplicación.

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