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¿Cómo preparar tu coche para el invierno?

Te presentamos algunos consejos importantes antes de que llegue el frío de verdad: comprueba el nivel de los líquidos, la carga de la batería, la presión de los neumáticos y el kit de emergencia

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Dice el mito que el frío, con sus derivadas en forma de nieve y hielo, afecta exclusivamente a la única parte del vehículo en contacto con el asfalto: los neumáticos. Pero no es cierto. El descenso de las temperaturas es un enemigo igual de temible para líquidos, juntas, lunas, combustible y algunos plásticos. Así que para evitar dolores de cabeza en pleno invierno, actúa a tiempo.

   

¿Por dónde empezar?

Inicia con los chequeos rutinarios, aquellos que deberías realizar en cualquier momento del año: cinturones de seguridad, frenos, aceite, líquido refrigerante… A continuación, ponte en situación. En invierno es mucho más frecuente conducir de noche o en condiciones de baja visibilidad, por lo que añade a la lista los limpiaparabrisas. Repasa su estado y verifica que se deslicen con suavidad por el cristal, que su goma no esté reseca, gastada o deformada –esto es importante, ya que debe presentar un aspecto lo más regular posible.

Acto seguido comprueba el nivel del líquido lavaparabrisas, chequeando de antemano que sea resistente a bajas temperaturas. De otro modo, se congelará en el depósito y no te servirá para nada cuando de verdad lo necesites. Así mismo, chequea que el líquido refrigerante del motor contenga, al menos, un 50% de anticongelante, para evitar causar daños serios a la mecánica. Lo habitual es que resista temperaturas de -25ºC, pero a menudo deberás rellenar ligeramente el circuito. Asegúrate que el líquido que repongas respete las condiciones especificadas por el fabricante del coche en su manual.

   

Menos horas de sol, temperaturas más frías

En invierno los días son más cortos, por lo que la importancia de los faros salta a la vista. No descuides comprobar el correcto funcionamiento de todas las luces: intermitentes, de frenada, de cruce, de largo alcance y antiniebla. Del mismo modo, limpia con cuidado las partes de plástico o vidrio exteriores de estos elementos, a fin que la suciedad no perturbe el haz de luz.

La batería es otro elemento a chequear, tanto si tu coche “duerme” en el exterior como si lo hace en un garaje. Repasa su nivel de carga y si es capaz de ofrecer la potencia necesaria para arrancar el vehículo –tras algunas noches bajo el frío invernal, puede descargarse por completo, sobre todo si ya tiene algunos años.

El climatizador también debería estar en perfecto estado de revista, con el compresor funcionando sin inconveniente y el filtro de polen limpio. No hay nada peor que conducir de noche con las ventanas y el parabrisas completamente empañados y sin capacidad de eliminar el vaho.

Atento a los ‘bares'

Cuando hace frío, la presión de aire del interior de los neumáticos tiende a descender. Por ejemplo, una cubierta hinchada a 2 bares a una temperatura de 20ºC desciende a 1,8 bares cuando el ambiente está a 0ºC. Recuerda, pues, comprobar este elemento más a menudo que el resto del año, respetando siempre los niveles recomendados por el fabricante. Por descontado, jamás reduzcas la presión en busca de mayor agarre: en los neumáticos modernos esta operación es contraproducente. Y un detalle más, recuerda que si inflas las gomas en una zona cálida deberás añadir 0,2 bares al valor recomendado en el manual, a fin de compensar el efecto de la temperatura exterior, más fría.

No descuides chequear la rueda de recambio o el kit reparapinchazos, elementos fundamentales para evitar males mayores si nos quedamos detenidos en zonas alejadas de talleres o servicios técnicos.

El maletero

Además de la rueda de recambio o el kit reparapinchazos, procura hacer acopio de un juego de cables de arranque, unos guantes que te resguarden del frío para operar en el exterior y una lámina de cartón para proteger las rodillas y las piernas si debes montar las cadenas. Este último elemento –si es que no montas neumáticos de invierno o todo tiempo– deberá estar en perfecto estado, almacenado correctamente y limpio de sal tras cada uso.

   

Por último y no menos importante, te aconsejamos adquirir un botiquín para el coche. Este elemento puede ir especialmente bien en un momento en el que el hielo nos juegue alguna que otra mala pasada, por ejemplo…