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El Luna Rossa gana la Prada Cup

El equipo liderado por Max Sirena se impone al Ineos inglés y avanza a la final de la Copa América contra Nueva Zelanda

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Una cosa es ganar, otra dominar. Y esto es justo lo que ha conseguido el velero Luna Rossa Prada Pirelli en la final de la Prada Cup, la regata que selecciona al equipo que desafiará al poseedor de la Copa América. El 7-1 contra el Ineos Team UK quedará para la historia de la vela italiana, y supone también la segunda ocasión –de cuatro finales– en las que la embarcación patrocinada por Prada y Pirelli se ha impuesto en este imprescindible paso previo a la competición por el trofeo más antiguo del mundo, tras la de 2000, en la que el Luna Rossa se impuso al America One de Paul Cayard.

Un marinero de sobras conocido para los italianos, cuando actuó como timonel del Moro di Venezia, velero que dio el primer éxito al país en la Louis Vuitton Cup (predecesora de la Prada Cup) el año 1992 en San Diego. Un resultado de gran mérito, dado que suponía vencer al challenger inglés de mayor prestigio en medio siglo, ya que contaba con un gran presupuesto (110 millones de euros), la colaboración técnica de Mercedes AMG y una tripulación liderada por Sir Ben Ainslie, el tripulante más laureado de la historia olímpica y que ansiaba, ante todo, devolver el trofeo a su país tras la derrota sufrida en la Isla de Wight 170 años antes.

Llegada la competición de 2021, el Luna Rossa Prada Pirelli ha resistido incluso las cuotas desfavorables de las casas de apuestas de Auckland, que situaban sus opciones en 2,30, por los 1,55 de sus rivales. Pesaba en esta valoración la derrota cosechada contra los ingleses en la fase previa, que se disiparon en parte tras el claro triunfo contra el American Magic en semifinales (4-0). Pero barco y tripulación necesitaban un decidido paso adelante tras superar esta especie de ‘examen de recuperación'.  Y quien pensaran que competir mientras los ingleses entrenaban suponía una desventaja, estaba completamente equivocado: el equipo de Bertelli aprovechó las semifinales para probar un nuevo juego de foils y un timón más largo, mejoras en la comunicación a bordo y la promoción del encargado de la vela mayor, Pietro Sibello, a roles tácticos –y es que incluso cuando se navega a 50 nudos se necesita a alguien con experiencia capaz de ver (u oler) las brisas del golfo.

Los resultados salieron a la luz de inmediato, haciendo añicos las previsiones de la tripulación de Sir Ben Ainslie, que, pese a ser una leyenda, se vio desplazado del liderato por los adversarios y empezó a cuestionar sus victorias una vez en tierra, espoleado por la prensa de su país. Si bien los progresos técnicos habían sido de gran utilidad, como siempre ocurre en la Copa América, está claro que esta situación se debía también a la evolución de la tripulación: empezando por las dotes del patrón, Max Sirena, en su misión de mantener la tensión positiva en el grupo, a la vez que usaba la crítica (buena y mala) como herramienta motivadora para avanzar. De ahí la limpieza de las maniobras del equipo en la Prada Cup, la reducida nómina de errores tácticos y la feroz determinación desde la salida a la última boya.

El 6 de marzo empezará la batalla final. Por tercera vez en la historia, el velero anfitrión tratará de defender el trofeo deportivo más antiguo de la historia. “Venimos de vivir grandes días para el Luna Rossa y para Italia –afirma el timonel Francesco Bruni–, ahora ya podemos centrarnos en el desafío contra el Emirates Team New Zealand. Hemos tenido una buena actuación hasta ahora, pero sabemos que para batir a los anfitriones tendremos que mejorar un poco más”. Creedlo.

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