1. Las luces del semáforo se apagarán al fin después de más de siete meses de inactividad tras el último gran premio de 2019 (celebrado en Abu Dabi). Para encontrar una pausa tan larga debemos remontarnos al invierno entre 1950 y 1951, la distancia, de hecho, entre la última carrera del primer campeonato mundial de F1 de la historia y la primera del segundo. En aquella época, se celebraban de seis a ocho pruebas al año, casi todas en suelo europeo, por lo que un largo intervalo entre ediciones era habitual. ¡La larga espera de 2020, sin duda, tendrá un poderoso efecto motivador para la afición!
2. Aquel primer mundial de hace 70 años se celebró casi exclusivamente en verano y no tenía nada que ver con el actual. El ‘gran circo', como lo conocemos hoy, no existía. En su lugar, se reunían un gran número de aficionados, unos cuantos pilotos merecidamente denominados héroes y un puñado de fabricantes que usaban la competición como complemento a su departamento de investigación y desarrollo para sus modelos de producción y también para evidenciar quién era mejor en la pista. El mundo acababa de salir de la segunda gran guerra, y la prioridad universal era seguir adelante y progresar. A día de hoy, si dejamos el Covid a un lado, hemos pasado a tener campeonatos de más de 20 carreras. La distancia temporal entre Abu Dabi 2019 y Austria 2020 ha sido completamente inesperada y podría, fácilmente, alterar las dinámicas humanas y técnicas a las que nos habíamos acostumbrado. La Fórmula 1 moderna se encuentra inmersa en un ciclo de desarrollo constante que avanza temporada tras temporada: los equipos, pues, no sólo planifican sus modelos para el presente año, sino para le siguiente e incluso para el inmediatamente posterior. El ritmo al que estaban acostumbrados ha saltado por los aires, e incluso la aplicación de la nueva normativa –prevista inicialmente para 2021– ha sido retrasada a 2022. Por ello, no será hasta entonces que veremos en acción los nuevos Pirelli de 18 pulgadas. En suma, familiarizarse con el nuevo ritmo de trabajo –la ‘nueva normalidad', si lo prefieres– no será fácil para nadie; y eso puede acabar siendo fascinante.
3. Las escuderías no se han librado de un largo confinamiento. Sus fábricas han permanecido cerradas, los motores apagados y el personal al completo en cuarentena en sus domicilios. Los pilotos han tratado de mantener el feeling con el monoplaza y la competición gracias a los simuladores. ¿Quiere todo esto decir que los ingenieros han desconectado del todo? Apostaríamos a que no. Sus ordenadores han trabajado al límite en un momento en que túneles de viento y departamentos de producción han estado cerrados a cal y canto. Pero un diseñador piensa igual que un músico o un escritor: sus ideas fluyen y cristalizan en el cerebro en momentos de vigilia, de modo que esos pensamientos sobre coeficientes y flujos de aire pueden acabar siendo un nuevo alerón o una solución técnica ingeniosa para el motor o la caja de cambios. En otras palabras, los coches que veremos en Austria y las carreras posteriores pueden no parecerse en nada a los que rodaron en los entrenamientos de pretemporada en Barcelona a finales de febrero. Van a cambiar muchas cosas, algunas incluso radicalmente. Estamos ante un reinicio total.
4. Austria acogerá dos carreras en semanas consecutivas. Lo mismo ocurrirá en Silverstone a principios de agosto. Y quizá se repita la experiencia en Baréin a inicios de diciembre, si es que se deciden añadir más pruebas para alcanzar el mínimo de 16 o 18 que la FIA y la F1 pretenden organizar para poder asegurarse una edición significativa del mundial 2020. Esta medida es inédita en los 70 años de historia de la categoría reina. Los Grandes Premios se han celebrado con un programa horario bastante definido: cuatro horas de entrenamientos libres entre el viernes y el sábado por la mañana, la clasificación del sábado a mediodía y la carrera el domingo, esta última sin posibilidad para los equipos de modificar sus coches por obra y gracia de la normativa de parque cerrado. Este año, las cosas serán un poco distintas, con una sucesión constante de competiciones en un corto período de tiempo. Así que el más nimio detalle puede resultar vital de un fin de semana a otro. Por ello, o por las diferentes condiciones meteorológicas de una semana a otra, los grandes premios celebrados en un mismo escenario pueden ser completamente distintos. En Silverstone, por ejemplo, Pirelli nominará compuestos de neumáticos completamente diferentes para la cuarta y quinta cita del mundial. El primer fin de semana (2 de agosto) los pilotos utilizarán los neumáticos más duros de la gama disponible: C1, C2 y C3 (del más duro al más blando). La semana siguiente, la nominación será un punto más blanda: C2, C3 y C4. Silverstone es una de las pistas más duras con los neumáticos de toda la temporada, como consecuencia de sus rápidos virajes y elevada carga aerodinámica. En consecuencia, resulta habitual optar por una elección de gomas conservadora: C1, C2 y C3. Sin embargo, en la segunda cita de agosto entrará en juego el C4 como opción más blanda disponible (también presente en Spielberg y Hungría, donde el estrés y la carga a la que se somete a los neumáticos es mucho menor), lo que encerrará en sí mismo un auténtico desafío.
5. Por último, los pilotos. Todos, desde Lewis Hamilton al último de los integrantes de la parrilla están deseando ponerse al volante de sus monoplazas y despejar todas las incógnitas que les persiguen desde el fatídico viernes 13 de marzo, fecha en la que el Covid bloqueó toda opción de iniciar los entrenamientos libres en Melbourne. Los corredores tratarán de capitalizar lo que han aprendido para mantenerse en forma, motivados y concentrados a lo largo de los últimos tres meses de detención forzada. Esta situación los ha convertido en expertos en relaciones públicas, redes sociales y marketing; y algunos incluso han brillado jugando online. Pero al final estamos ante pilotos de carreras, y su talento fluye rodando a fondo en un circuito de verdad. Así que esta es la situación, por ahora. Una gran acumulación de talento a punto de ser liberada. Al fin. Será divertido.