Si has comprado alguna vez productos sostenibles sabrás que ser un consumidor verde no es especialmente barato. Al final, acelerar el crecimiento de los cultivos con ayuda de químicos, generar energía quemando carbón o mover los coches con combustibles fósiles tiene una razón de ser: es el modo más económico.
No hay escapatoria: la sostenibilidad no es barata. Tomemos como ejemplo la transición a la economía energética baja en carbono. Estimaciones recientes de la Agencia Internacional de la Energía confirman que al final de esta década la inversión en energías e infraestructuras limpias deberían alcanzar los 4 billones de dólares anuales para evitar el peor escenario climático. Sí, 4 billones: 4.000.000.000.000 que deberían salir de los bolsillos de los consumidores cada año en el futuro inmediato.
Aumento de costes
Pero hay más. La sostenibilidad supone una carga financiera que recae desproporcionadamente sobre quienes tienen menos recursos. Lo demuestra la comparación de precios realizada por money.co.uk, que afirma que si una familia tipo de cuatro miembros añade a su cesta de la compra diaria 20 artículos sostenibles pagará un 88% más que si apuesta por productos convencionales.
En lo que respecta a la desconexión del consumo de combustibles fósiles, los nuevos coches eléctricos son caros, pero también lo son las calefacciones de bajo consumo y los paneles solares. En tiempos recientes, muchos gobiernos han apostado por subsidiar estas tecnologías vía exenciones de impuestos o subsidios para fomentar la movilidad eléctrica o los nuevos sistemas de climatización. Sin embargo, las nuevas políticas han cambiado esta tendencia hacia una penalización por emitir en lugar de apoyar la transición a las alternativas sostenibles. En 2021, por ejemplo, el gobierno del Reino Unido ha recortado en dos ocasiones los subsidios a la compra de coches eléctricos, reduciendo a la mitad el apoyo directo a los compradores.
Los subsidios funcionan
Aunque el debate sobre qué tipo de políticas gubernamentales facilitarán la transición más rápida a la economía baja en carbono, la reducción de las subvenciones directas que hacen los productos verdes más asequibles puede ser un tanto miope. Está claro que alguien deberá pagar por las inversiones en energía sostenible, pero es igualmente cierto que una transición más rápida respaldada por subsidios directos puede ahorrar más dinero a largo plazo.
Las investigaciones del Institute for New Economic Thinking de la Universidad de Oxford inciden en que una transición rápida a la energía con bajas emisiones de carbono podrían ahorrar 5,6 billones de dólares en 2070 si contamos todas las inversiones necesarias. Y esto es un ahorro a largo plazo, pero supera con creces las cantidades relativamente pequeñas que los gobiernos deberían gastar hoy para hacer los productos verdes más asequibles.
Las subvenciones deberían también generar beneficios políticos al distribuir la carga financiera de la transición energética y ayudar a que la sostenibilidad sea justa y sensata.
Ahorro fácil
Pero cuando hablamos del coste de la transición verde no todo son malas noticias. Junto a estos grandes problemas políticos ligados a grandes sumas de dinero, existen pequeñas actuaciones que nos permiten a todos ahorrar de la mano de la sostenibilidad y sin importar lo ricos o pobres que seamos.
Según money.co.uk, una familia podría ahorrar 42£ (56$) anuales abandonando las bolsas de la compra de un solo uso (que en la mayoría de países hay que pagar a parte) a favor de las de tipo reutilizable. La Federación de Consumidores de América afirma que sustituir las cinco bombillas más utilizadas en una casa por alternativas de tipo LED podría recortar 75$ al año en coste energético, de modo que en menos de un año recuperaríamos la inversión. Pequeñas actuaciones que suman al cómputo global.
Y una sugerencia más que se acerca a la razón de ser de esta compañía: asegúrate de que tus neumáticos ruedan a la presión adecuada porque gastarás más gasolina de la cuenta si no lo están (por no hablar de las consecuencias a nivel de seguridad, claro).
Así que ve a chequear tus ruedas y empieza a ahorrar dinero y a recortar emisiones de carbono desde hoy.
Ilustración de Davide Bart. Salvemini