entrevistas

Desafiando el conocimiento tradicional

Conversamos con Francesco Billari, rector de la Universidad Bocconi, sobre la poderosa combinación entre mujeres y trabajo, donde los beneficios hablan por sí solos y quedan respaldados por datos

Home Life People entrevistas Desafiando el conocimiento tradicional

Cambios culturales, políticas públicas, estrategias corporativas, diálogo social y compromiso con el futuro. He aquí las claves que dan forma a la discusión sobre la participación femenina en el mercado laboral. Son piezas individuales de un mosaico complejo que, en las últimas décadas, ha ido tomando una forma cada vez más clara. “Llegados a este punto de la historia humana, el PIB per cápita es el más alto jamás alcanzado, y una de las claves fundamentales de este logro es la presencia de mujeres en el ámbito laboral. Por este motivo, es importante reflexionar sobre el progreso alcanzado y, al mismo tiempo, evaluar las mejoras que aún son necesarias”. Así se expresa Francesco Billari, rector de la Universidad Bocconi de Milán desde noviembre de 2022 y demógrafo de formación. Para él, la actual relación entre mujeres y trabajo debe abordarse desde la promoción de la igualdad y el respeto a la diversidad. “En algunos casos, existe un intento de minimizar su impacto, cuando en realidad es un beneficio para toda la comunidad”. Los datos lo confirman: hay una correlación positiva entre el PIB per cápita y el número de mujeres en el mercado laboral, con efectos beneficiosos también en el ámbito familiar, como el aumento del número de hijos por pareja. Compartió estas reflexiones Billari el pasado 6 de marzo en una conferencia dedicada al Día Internacional de la Mujer en la sede de Pirelli.

Las economías nacionales ganan con la entrada de más mujeres en el mercado laboral: ¿qué se puede añadir a esta conclusión?

“Se trata de una afirmación fácil de verificar si lo comparamos con una unidad familiar: si una pareja tiene dos ingresos, su economía mejora. A nivel empresarial, está demostrado que la diversidad en los consejos de administración conduce a resultados positivos. Esto se aplica también a los países más avanzados: si analizamos los estados miembros de la Unión Europea, aquellos con el PIB per cápita más alto son los que tienen mayor participación femenina en el mercado laboral. Es igualmente evidente la relación entre el número de mujeres empleadas y la cantidad de hijos por pareja. Ya no se sostiene la teoría de la especialización, que sostenía que los miembros de una familia debían elegir entre trabajar o dedicarse al cuidado del hogar para maximizar el rendimiento. El economista estadounidense Gary Becker, ganador del Premio Nobel en 1992 por esta teoría, ha sido en cierto modo superado: una mayor participación femenina en el mercado laboral se traduce en más hijos por pareja”.

Si los beneficios económicos están claros, ¿qué sigue manteniendo a muchas mujeres fuera del mercado laboral?

“Influyen factores culturales y decisiones empresariales. En cuanto a los aspectos culturales, todavía hoy, especialmente en ciertas regiones del mundo, no se acepta plenamente el desarrollo del potencial femenino. Pensemos en el caso extremo de Afganistán, donde a las mujeres se les prohíbe asistir a instituciones educativas. Ahora bien, incluso en sociedades donde las mujeres pueden acceder a educación existen barreras en familias y parejas. La falta de corresponsabilidad masculina en el cuidado infantil es otro obstáculo cultural. Por otro lado, las decisiones empresariales también afectan a esta dinámica: un horario laboral inflexible dificulta la conciliación entre la vida profesional y la familiar, lo que conduce a muchas mujeres a tener que elegir entre ambas”.

¿Qué tipo de intervenciones han adoptado los países con mayor participación femenina en el mercado laboral?

“En Europa, los países nórdicos lideran este indicador, mientras los mediterráneos están en la parte baja del ranking. Italia, de hecho, acaba de superar a Grecia en este aspecto, pero sigue en una posición rezagada. Suecia es un caso interesante: su clase política empezó a implementar políticas de inclusión entre las dos guerras mundiales. Ya en ese momento, especialmente con vistas a la reconstrucción y recuperación, era evidente que la incorporación de la mujer al mundo laboral traería beneficios no solo económicos, sino también demográficos, debido a la correlación que mencioné anteriormente. Hoy en día, el enfoque más eficaz es un modelo mixto entre políticas públicas y privadas que promueva la igualdad en salarios –eliminando la brecha salarial por el mismo trabajo– y en la vida familiar, con permisos de paternidad y maternidad equitativos. Otro factor clave ha sido la expansión del sistema educativo, que ha beneficiado particularmente a las mujeres, y toda una serie de políticas de apoyo a las familias. Allá donde no llega el sector público debe intervenir el sector privado: la responsabilidad corporativa en este sentido es fundamental”.

El diálogo entre los actores públicos y privados es, pues, fundamental. ¿Cómo podemos incentivarlo?

“Creo que la colaboración entre ambos sectores debe centrarse en alinear los tiempos y necesidades de las empresas, que operan en el corto y medio plazo, con los compromisos a largo plazo del sector público. Pienso, por ejemplo, en la formación profesional: las empresas necesitan trabajadores con unas habilidades determinadas para el mercado, por lo que el sector público debe garantizar la especialización adecuada. Otro aspecto donde es clave la sinergia entre el sector público y privado es la reincorporación al mercado laboral. Garantizar que quienes han salido del mercado, especialmente madres que dejaron sus empleos, puedan volver a trabajar precisa políticas públicas y corporativas coordinadas”.

¿Cuál es el indicador que a menudo se olvida cuando se mide el progreso en la igualdad de género?

“Como demógrafo, mencionaría la esperanza de vida en relación con la educación. La mejora del bienestar humano, medida a través de la longevidad, nos permite aprovechar mejor las oportunidades tanto para hombres como para mujeres. Para las mujeres, poder vivir más años y dedicar tiempo a la educación y formación es clave para acceder al mercado laboral en condiciones de igualdad. Los datos sobre la escolarización y la universidad nos dan una imagen de futuro del mercado de trabajo. Sin embargo, este avance sólo se concretará si existe un entorno político y corporativo adecuado. Y aquí quiero subrayar la importancia del papel masculino en este proceso. Las transformaciones culturales y las decisiones públicas y privadas que fomentan la participación femenina en el trabajo deben impulsarlas también los hombres, con la conciencia de que una mayor diversidad beneficia a toda la sociedad”.

entrevistas