archivo calendarios

Calendario Pirelli 2014: un tesoro escondido

Recuperamos el trabajo que Helmut Newton dejó incompleto en 1986 y que salió a la luz coincidiendo con el 50º aniversario del mítico almanaque

Home Life Calendario Pirelli archivo calendarios Calendario Pirelli 2014: un tesoro escondido

Helmut Newton era, a mediados de los ochenta, uno de los grandes nombre de la fotografía de moda, así que contar con él para el Calendario Pirelli constituía, sin duda, un auténtico privilegio. Sin embargo, el fotógrafo australiano debió renunciar al encargo por motivos familiares en pleno desarrollo del proyecto. Su trabajo quedó archivado durante 30 años antes de que Pirelli se decidiera a recuperarlo en 2014, coincidiendo con el 50 aniversario del Calendario.  

Los orígenes de la historia se remontan a la primavera de 1985 y comienzan en forma de desafío dentro de la propia compañía. La división británica de Pirelli había liderado el proyecto del calendario desde su lanzamiento, en 1964, y acababa de encargar la edición de 1986 al fotógrafo estadounidense Bert Stern, famoso mundialmente por firmar el último retrato de Marilyn Monroe. Sin embargo, Pirelli Italia, consciente de la creciente aceptación global del almanaque, decidió entrometerse y desarrollar su propia versión de la mano de Helmut Newton. Los proyectos británico e italiano discurrieron en paralelo, ignorando cada uno la existencia del otro.

Un himno al arquetipo de mujer italiana

Otra de las peculiaridades de la versión italiana fueron las condiciones impuestas a su autor. Tras enrolar a Newton en el proyecto, Pirelli Italia le impuso una sola excepción creativa: debían aparecer productos de la compañía en todas las fotografías. Esta condición tenía un único precedente, la inédita edición 1963 del Calendario, en la que se mostraban neumáticos Pirelli montados en una serie de vehículos y maquinaria junto a modelos de todo el mundo. También se había apostado por una suerte de ‘product placement' en los almanaques de 1984, obra de Uwe Ommer, en forma de dibujo de la huella de una cubierta sobre el cuerpo de una modelo; y de 1985, que firma Norman Parkinson, y en el que se mostraron motivos ligados a Cinturato en la vestimenta de las protagonistas.

Para esta versión ‘con neumáticos' del Calendario Newton desarrolló lo que podríamos considerar un himno al arquetipo de mujer italiana y al estilo de vida del país. Las primeras imágenes se tomaron durante el Gran Premio de Fórmula 1 en Montecarlo, ciudad en la que Newton tenía fijada su residencia. La segunda localización era la finca Podere Terreno, en Chianti, que gozaba de un carcaterístico paisaje toscano, el mejor telón de fondo a ojos del autor. Participaron en ella algunas de las heroínas del cine neorrealista italiano como Sophia Loren, Lucia Bosé o Silvana Mangano, a las que se inmortalizó trepando por un árbol o vagando por un campo de maíz.

Pero, en pleno desarrollo del proyecto, Newton recibió una llamada inesperada que le obligó a regresar a Montecarlo para solucionar una emergencia familiar. Llegado este punto, su estilista y asistente creativa durante las sesiones de fotos, Manuela Pavesi, asumió la dirección. Pavesi, editora de moda en Vogue Italia desde 1973, había trabajado junto a fotógrafos de referencia del momento como Guy Bourdin, Albert Watson o Irving Penn, además del propio Newton, en diferentes números de su publicación y campañas publicitarias. Newton dio instrucciones muy precisas a Pavesi para completar las imágenes restantes del Calendario, indicando cómo debían ser y hasta el modo en que debía posicionar la cámara Hasselblad. Pavesi preparó en consecuencia las escenas y dio luz verde al ayudante de Newton, Xavier Alloncle, para tomar las fotografías. Aquella experiencia sería determinante en la carrera de Manuela, y la animaría poco después a diversificar su carrera profesional y empezar a tomar fotos para Vogue Italia, l'Uomo Vogue, Dazzed and Confused y I-D, entre otras publicaciones.

El sello de Newton

Las imágenes finales de aquel Calendario concentran en gran medida el estilo de Newton. El fotógrafo nacido en Alemania fue uno de los pioneros durante los años sesenta y setenta en abandonar el estudio y salir la calle, utilizando escenas ubicadas en aeródromos o en plena ciudad. La obra que nos ocupa evidencia el mismo encanto, incorporando los neumáticos Pirelli en cada toma con un punto de ingenuidad. Newton también utilizaba el blanco y negro más puro a fin de enfatizar los cuerpos de las modelos protagonistas, muchas de ellas inmortalizadas desde abajo. También le gustaba incorporar espectadores, habitualmente hombres, a sus imágenes.

Sin embargo, la timidez que reflejan las imágenes las convierten, al mismo tiempo, en atípicas. También la renuncia al desnudo u otra clase de provocaciones las coloca entre las más comedidas de toda la carrera de Newton. Conocido como “King of Kink”, el autor se hizo un nombre de la mano de sus potentes desnudos (Big Nudes, fue el nombre que dio a una serie de trabajos en los ochenta). Sus fotos también lucen ingenio y un cierto surrealismo, especialmente en los retratos de celebridades. Sirva como ejemplo su icónica fotografía a Elizabeth Taylor de 1985 en la que se muestra a la actriz en una piscina mientras sostiene a un loro cuyos colores van a juego con su collar de esmeraldas Bulgari de 1,5 millones de dólares.

Un tesoro escondido

De vuelta a 1985, tan sólo había espacio para un Calendario, así que Pirelli decidió apostar por la obra de Stern, en la que se muestra a modelos jugando en estudios de artistas contemporáneos imaginarios. Las imágenes eran coloridas, gráficas y un fiel reflejo del espíritu temerario de los ochenta. Los retratos de Newton, en cambio, quedaron a buen recaudo en el archivo Pirelli hasta 2014, cuando fueron rescatadas para el 50º aniversario del Calendario.

Por desgracia, su autor no pudo asistir a su presentación mundial. Newton falleció en 2004 tras perder el control de su vehículo a la entrada del hotel Chateau Marmont de Los Angeles. Tenía 83 años. El Calendario de 2014 salió a la luz a modo de tesoro enterrado, convirtiéndose en el perfecto escaparate artístico de su autor.